martes, 27 de noviembre de 2018

LA LIBERTAD COMO EJERCICIO DE ELECCIÓN

A diferencia de otros seres vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida, cosa que no sucede con los animales. Sin embargo, así como somos capaces de inventar y elegir, podemos también equivocarnos. Para no equivocarnos debemos procurar un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir, es a lo que llamamos ética. No obstante, lo que vaya a ser nuestra vida, dependerá en gran parte de nuestra libertad, es decir, de nuestra capacidad para inventar, elegir y discutir por nosotros mismos nuestro propio proyecto de vida. Vista así, la libertad, es poder decir “sí” o “no”, lo más opuesto a dejarse llevar, por ejemplo, por la costumbre, los hábitos y los caprichos, libertad es poder decidir racional y responsablemente nuestros propios cursos de acción, haciéndonos cargo de las consecuencias de nuestras acciones.

 a) Elegir entre lo posible: 
No obstante que hemos reconocido la posibilidad humana que es la libertad, siempre elegimos dentro de lo posible, toda vez que la elección,cualquiera que ésta sea, es una “elección en situación”. Como señala Fernando Savater, por ejemplo, no somos libres de elegir lo que nos pasa (fecha de nacimiento, tener tales o cuales padres, tener dos o más ojos, etc.), pero sí libres de responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o revelarnos, ser prudentes o temerarios, etc.). Siempre elegimos entre lo que es posible para nosotros. Por ejemplo, soy libre de querer estudiar filosofía, pero dada mi incapacidad para dar lugar al pensamiento abstracto y crítico y mi nula preparación en las ciencias del pensamiento, me resulta casi imposible conseguir dicho objetivo. En cambio, puedo elegir una carrera para la cual si cuento con las aptitudes y el tipo de personalidad que dichos estudios requieren. Esto dos ejemplos, dan cuenta, pues, de que somos libres, pero siempre elegimos entre lo posible, de acuerdo con nuestras propias posibilidades.

b) Elegir en la omnipotencia:
Elegir en la omnipotencia, significa nada menos que lo contrario de elegir entre lo posible; significa conseguir siempre lo que uno quiere y como uno lo quiere, aunque parezca imposible. Esta idea de superlibertad, resulta prácticamente imposible; humanamente resulta imposible conseguir lo que uno quiere, más bien, como hemos apuntado, se consigue lo que uno puede. Ejemplo: puedo querer y desear volar a la misma velocidad que un jet de los más sofisticados, pero humanamente estoy imposibilitado. Poder elegir en la omnipotencia, si ello pudiese ser de algún modo posible, sería una capacidad atribuible sólo a Dios, pero el hombre no es Dios. Incluso, los hombres mismos que, gracias a su poder, su dinero, su fama, etc., se dicen a sí mismos y a los demás conseguir “lo que ellos quieren”, se encuentran también imposibilitados de elegir en la omnipotencia, pues el dinero, la fama, el poder, etc., constituyen medios también humanamente limitados. Por más poder que se tenga, jamás el hombre podrá estar en dos espacios simultáneamente, echarse un día por la ventana de su casa y empezar a volar, entre otras limitaciones, “demasiado humanas”. 



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