martes, 13 de noviembre de 2018

EL QUERER COMO POSIBILIDAD

La ética del deseo, de la posibilidad y de la libertad transforma el principio cartesiano “pienso, luego existo”, por el de “quiero, luego existo”. Si la acción humana es el fundamento de toda moralidad, para ser el hombre primero tiene que querer ser.
  el nuevo principio de la subjetividad énea no es el deber, sino mi voluntad más profunda. Por lo que, de acuerdo con Savater, la pregunta radical sobre la cual gira la ética ya no es “¿qué debo hacer?” ni tampoco”¿qué puedo hacer?”, sino “¿qué quiero hacer?
 En el horizonte del quehacer ético, antes de ser, la decisión compete única y exclusivamente a nuestra voluntad.
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 El querer, en un sentido ético, no es sinónimo de capricho, terquedad o simplemente, una acción fortuita, sino que es un querer radical en donde nos va nuestro propio ser, es decir, el ejercicio consciente de nuestra libertad.
 El querer como posibilidad, por consiguiente, implica que: “Es de mi querer esencial, no de un querer parcial o cosificado, sino del querer que radicalmente me constituye, de donde tienen que brotar mis normas y mis valores.

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