martes, 20 de noviembre de 2018

EL HOMBRE COMO ACCIÓN

Concebir al hombre como un ser activo ha sido uno de los temas en los que algunos filósofos de todos los tiempos han coincidido, desde Platón y Aristóteles, pasando por Spinoza, Leibniz, Marx, y, en nuestros días, Fernando Savater.
Platón hizo una afirmación que para muchos, en tanto que fue un filósofo idealista que sostuvo que el verdadero ser se encuentra no en las cosas sensibles sino en las ideas, pudiera resultar controvertida. Para él: “conocer es actuar”. Quería decir que esta acción sobre las cosas que es el conocimiento, constituye el instrumento simbólico mediante el cual, al relacionarse cognoscitivamente con ellas, el hombre las hace inteligibles.
Aristóteles distinguió dos clases de actividad humana: la praxis, instransitiva, que consiste en el puro ejercicio del sujeto, y la poiesis, transitiva, que consiste en hacer algo y dejar como remanente un producto. Se trata de la distinción entre las actividades desinteresadas y las que tienen por objeto precisamente las objetivaciones, es decir, la obtención de un producto como obra final. En el caso de filósofos como Spinoza y Lebniz, lo que éstos denominan sustanáa, no es más que un “punto de fuerza”, es decir, una perpetua vocación transformadora de las cosas. Continuando con esta tradición del pensamiento filosófico, en el siglo XIX serán Karl Marx y Federico Engels, quienes van a sostener que no es la conciencia lo que mejor define al hombre, como se había sostenido desde Aristóteles, sino el trabajo, esto es, la praxis transformadora de la naturaleza y de la vida social. Al respecto, estos filósofos sostienen: Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su organización corporal. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material.
El hombre, para estos filósofos, es esencialmente un ser que trabaja, y dicha actividad es precisamente aquello que lo humaniza y distingue de los animales, toda vez que a partir del trabajo éste produce su propia vida material, y desde la misma, comienza a edificar sus propias formas de organización social.
Para Marx, tiene que ver con los modos como los hombres producen su vida material y/o “sus condiciones materiales de existencia” en las diferentes formaciones sociales.
En el caso de Fernando Savater, la acción humana es el principio fundamental del que habrá de arrancar toda reflexión ética que se precie como tal, ya que para él, el ser humano consiste en estar haciéndose, es decir, en esa lucha que pretende vencer la resistencia que le ofrecen las cosas. En esta situación, según Savater, las cosas se resisten a cambiar la identidad fija que poseen antes de ser cosas u objetos para un sujeto cognoscente.
El hombre se asienta, paradójicamente, en lo dinámico y reconoce su necesidad más propia, nueva paradoja, en lo posible.

2 comentarios: